La cobertura de Clarín y La Nacion sobre la visita oficial de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a Angola es una nueva embestida de la opinión sobre la información.
Imaginar por dónde golpearán cada mañana Clarín y La Nacion es un ejercicio cotidiano que tiene muchos atractivos porque la capacidad de sorpresa, tanto como de obviedad, es infinita. Hoy es uno de esos días donde se tergiversa de manera impune el informe de la visita presidencial a Angola. Veamos:
La visita de la presidenta de la nación a Angola, al frente de una delegación de empresarios argentinos para abrir un nuevo mercado a nuestra industria es presentada de una manera falaz e irrespetuosa. Clarín titula "Más fiesta que acuerdos" y La Nacion: "Muchas promesas pero pocos acuerdos en Angola"
¿Alguien que medianamente esté en sus cabales puede imaginar que en este tipo de expediciones se concretan muchísimos acuerdos? ¿Es razonable suponer que se monta un stand de computadoras y en término de 24 horas se rubrican los contratos de compra-venta? ¿Es usual que en un viaje donde lo protocolar está en primer lugar se firmen acuerdos petroleros?
Vuelven a tomarle el pelo al lector, a suponerlo un idiota que no se va a dar cuenta de que los acuerdos comerciales entre dos países no se concretan de la noche a la mañana, ni con Angola ni con ninguna otra nación. Y por supuesto vuelven a regodearse en la demonización, en esa lógica donde se corre el arco constantemente y todo lo que suceda será visto desde su lado opuesto. Si la presidenta no hubiera bailado con las mujeres angoleñas seguro que ya estaríamos leyendo una columna de opinión sobre "la falta de swing de Cristina".
Angola es un país que se está reconstruyendo y mantiene intercambio comercial con Brasil, China y Estados Unidos, por ejemplo. Nuestra presidenta va a poner su imagen en ese sufrido territorio generando así condiciones propicias para abrir una fase de negocios, pero la prensa opositora vuelve a anteponer su voluntad de oposición cerril al compromiso con la información, llegando al extremo de remarcar que Cristina no recibió a la oposición angoleña, cuando ningún presidente lo hace en ningún país del mundo ya que esta es una norma elemental de la diplomacia. Durante una visita de Estado jamás un presidente se inmiscuye en asuntos internos de la nación que está visitando.
A esta altura de los acontecimientos da para pensar que el problema es de quienes siguen creyendo que se informan con estos diarios...
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