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8 abr 2013

Buscan formar grupos de asistencia a pacientes que padecen Parkinson

Quienes transitan su vida con este mal, creen en la necesidad de integrarse y así ayudarse con la terapia médica y psicológica, con la caligrafía, con la actividad deportiva y de esparcimiento, con la alimentación y el estímulo de las funciones neuronales. Además de discutir sobre los últimos avances terapéuticos. 
El Parkinson es una afectación neurodegenerativa que afecta al 1% de los mayores de 65 años y al 0,4% de los que tienen entre 40 y 60 años de edad. Se han descripto casos a menor edad. Una de cada mil personas o más (más de 4 millones en el mundo), lo padecen y su origen es aún desconocido. Aunque no pone en peligro la vida de los enfermos, puede deteriorar su calidad de vida.
La enfermedad lleva a una pérdida gradual de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra y de otras localizaciones del cerebro. Se estima que 60% de estas neuronas habrán sido afectadas antes de aparecer los primeros síntomas y ello altera la capacidad del sistema nervioso central para controlar los movimientos del cuerpo. Se inicia, en un porcentaje importante de casos con movimientos involuntarios de una mano que aumentan con las emociones y desaparecen durante el sueño y llega a caracterizarse globalmente por temblor, rigidez, lentitud de movimientos y trastornos de la postura. El andar puede consistir en un inicio dificultoso, a pequeños pasos y con escaso balanceo de brazos. Otros síntomas son: inexpresividad, constipación, disminución del olfato, trastornos del sueño y depresión.
El inicio de la terapéutica se apoya en: 1) drogas que realizan una acción similar a la dopamina, 2) actividad física regular y continua: caminatas, bicicleta, natación y tango entre otras. Ambos tratamientos son complementarios y el médico, debe procurar mejorar al máximo la calidad de vida de sus pacientes, mientras se busca una solución definitiva para esta enfermedad.
El tango es un ejemplo científicamente comprobado que aporta al menos tres ventajas contra la enfermedad: estimula físicamente, aporta el estímulo de la música y sociabiliza. Todo esto ayuda a la recuperación neurológica.
El Parkinson, con el tiempo, evoluciona. Aparecen otras manifestaciones, en algunos casos consecuentes a la terapéutica como trastornos del control de los impulsos (compras compulsivas, comer en exceso, aumento del apetito sexual, necesidad de apostar) y/o alucinaciones (visión de cosas que no están). También, luego de recibir tratamiento durante muchos años, suelen aparecer movimientos anormales que puede afectar extremidades, cabeza y tronco, y que resultan molestas.
De todas formas, en el afán de encontrar una cura para esta enfermedad, se investigan drogas que tienen como objetivo retrasar el curso de la misma y mejorar la movilidad del paciente por más tiempo sin producir las reacciones adversas de algunas drogas disponibles en el mercado, como así también que provean una dosis terapéutica más estable y duradera. Resulta de suma importancia utilizar la medicación en los horarios indicados por el médico, hacer actividad física en forma regular y mantener un contacto programado con su neurólogo.
La fuerza espiritual como ayuda para vivir mejor, la esperanza, la fe, y el balance entre mente, cuerpo y espíritu cuentan con creciente evidencia sobre su importancia en las enfermedades crónicas. Es decir, actúan a favor de la calidad de vida.
La enfermedad de Parkinson (EP) es una enfermedad crónica. Esto implica que hay que aprender a convivir con ella. Como decía una paciente del hospital mientras esperaba, “no hay que tomar al Parkinson como un enemigo sino como un compañero con quien hay que tratar de llevarse bien”. Lo que nos depare va a depender de la capacidad de hacerle frente con optimismo, de los recursos de la mente, el cuerpo y el espíritu, así como del apoyo y comprensión familiar y social.
En algunos ámbitos académicos, también toma vigor una perspectiva de salud denominada “holística”, es decir, considera las áreas de funcionamiento del ser humano interrelacionadas de forma integral.
Por lo tanto, cambios en cualquier aspecto pueden tener efectos multiplicadores, sinérgicos, en otros aspectos, en otros niveles, o en la persona total. 
“Como dicen nuestros referentes y amigos de la Unidad de Parkinson del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, lo fundamental es tener presente que estas son estrategias complementarias al tratamiento médico especializado y que en la EP es importante mantener la supervisión médica y el control periódico. Y aprovechar todo aquello que desde el cuerpo, la mente y el espíritu contribuyen a reforzar sentimientos de bienestar” indicó a época, el doctor Daniel Merino, profesor Adjunto del Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste.
Al mismo tiempo reflexionó: “Nosotros, que somos un grupo de amigos con el mismo problema, ya pasamos por la etapa del ¿Por qué yo?, luego, ¿Por qué yo no? y actualmente ¡ Sé que puedo lograrlo !, pero lo lograremos juntos” y llamó a quienes padecen la enfermedad a “dejar de lamentarse y empezar a ayudar y ayudarnos”.
Los interesados comunicarse al correo electrónico: de.merino@hotmail.com o al celular 0379-154592079

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